La Liga de Naciones de CONMEBOL ya existe
No hace falta copiar de Europa lo que ya tenemos hace tiempo en América del Sur
Es históricamente habitual en nuestro mundo contemporáneo (y desde hace un par de eras) que se mire lo que hace Europa y se intente imitar, seguir, parecer. No seré necio negando que a veces es para mejor pero muchas otras resulta en pérdida de identidad y, peor aún, complicarnos más el panorama ya difícil.
UEFA, bajo el mandato de Aleksander Ceferin, ha implementado reformas en el fútbol a nivel clubes y selecciones. Otro día le dedicaré tiempo al formato de las copas de clubes europeas, que espero no sea aplicado acá; hoy vamos a dedicarnos al fútbol internacional. En 2018 se comenzó a jugar la Liga de Naciones de la UEFA, una competencia que divide a los seleccionados nacionales en divisiones, con ascensos y descensos, y un campeón bienal. Hasta el momento tuvo tres ediciones, con sucesivos cambios en formatos, por lo cual diría que está todavía en fase experimental, buscando una consolidación.
A pesar de esto, CONCACAF (América del Norte, Caribe y Centroamérica) implementó rápidamente un torneo similar que tuvo dos ediciones y se plantea como una competencia anual para las selecciones de esta región. También está experimentando y se modificó de gran manera para la próxima edición, de la temporada 2023/24.
La europea y la del resto de América son las dos confederaciones con las que CONMEBOL tiene mayor relación histórica, cultural, administrativa y de negocios. Con algunos acuerdos firmados que abren posibilidades a nuevos enfrentamientos oficiales entre sus seleccionados circuló en más de una ocasión la versión de que los países sudamericanos podrían incorporarse a una u otra Liga de Naciones o bien crear la propia.
Sin embargo, Sudamérica ya tiene hace casi tres décadas su Liga de Naciones: es el torneo de Eliminatorias mundialistas implementado para la clasificación a Francia 1998. De tal manera, desde esta humilde columna postulamos que sea renombrada como Liga de Naciones de CONMEBOL, brindándole un estatus de torneo continental oficial de aquí en adelante.
Retroactivamente se pueden otorgar los títulos correspondientes, con un par de asteriscos. En dos oportunidades Brasil no disputó el campeonato: en 1998 por haber clasificado directamente al Mundial como campeón de 1994 (todavía regía esa norma), y en 2014 por ser el anfitrión. Totalizando siete ligas, Argentina ganó 3 (incluyendo las dos que no compitió Brasil, y la del 2002) y Brasil las otras 4.
Si aplicamos la tabla histórica, Argentina queda claramente primera por puntos, y Brasil se ubica segunda a pesar de no haber jugado dos ediciones. Y si usamos la tabla de promedios que tanto nos gusta, Brasil es la mejor y Argentina la segunda.
Volviendo al presente, esta declaración le aportaría interés a la Eliminatoria de aquí en adelante ya que en lo que implica cupos para el Mundial de 10 participantes clasifican 6 directamente y uno más va a repechaje, en función de la ampliación a 48 selecciones que tendrá la Copa del Mundo desde el 2026. El hecho de que esté en juego un título oficial estimularía a mayor y mejor competencia. Por otra parte, podría servir para mantener este interesante y atractivo torneo en el camino al 2030 en caso de que la candidatura sudamericana sea la ganadora y tenga 4 clasificados automáticos.
Y si se llegara a un acuerdo para intercontinentalizar las Ligas de Naciones, cada confederación podría aportar clasificados para un Mundialito a través de sus respectivas competencias de liga.
Disfrutemos, entonces desde el jueves 7 de septiembre, una nueva edición de la Liga de Naciones de CONMEBOL.
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